Realismo, Romanticismo e Impresionismo

Realismo: Este movimiento artístico, también literario, surgió a mediados del siglo XIX. Consiste en representar la realidad objetivamente y tal y como es. Además, rechaza el subjetivismo, los lugares exóticos y el idealismo.

Obra: El albañil herido. Autor: Goya.

Goya definió esta escena como: "dos hombres que llevan a otro en brazos, que demuestra haberse caído de algún andamio, que se ve a más distancia...". Fue pintada en 1786 y hoy en día está expuesta en el Museo del Prado. Podemos apreciar como, claramente, expresa la realidad objetiva de esa época. En este caso, las pésimas condiciones laborales de las que disponían los obreros.

Romanticismo: Es también un movimiento literario y artístico que busca la oposición a la Ilustración y al Neoclasicismo. Surgió en el siglo XIX y obtuvo su esplendor por Europa y América. Esta tendencia cultural es lo absolutamente contrario al realismo, ya que predomina el subjetivismo, el abstraerse a otra realidad y se premia lo original.

Obra: El caminante sobre el mar de nubes. Autor: Caspar David Friedrich

En esta ilustración como el paisaje no es uno cotidiano y si uno exótico, en el que predomina la originalidad del autor. Caspar busca la abstracción de la normalidad y escapa a un acantilado, algo extraño en la época. Esto es debido, a que sabemos que le encantaba la naturaleza y sentía un gran afecto hacia ella. Hay teorías que cuentan que el personaje es el propio autor representado en el cuadro. Fue creado en 1818.

Impresionismo: Surgió en el siglo XIX, aproximadamente en 1860, y se promovió por toda Europa. Consistía en deformar la realidad plasmando luz en las obras para representarla de manera espontánea y directa.

Obra: Impresión, sol naciente. Autor: Claude Monet.

Esta célebre obra es de gran relevancia en lo que se refiere al movimiento impresionista. En la ilustración podemos encontrar el puerto marítimo El Havre, donde Claude pasó la mayor parte de su infancia. El estilo es es complejo y avanzado y se puede apreciar el uso de colores cálidos y fríos. El cuadro se sitúa en el museo Marmottan-Monet y un dato curioso es que fue robado en 1985, aunque más adelante, en 1990, se recuperó.